Antes de
inventarse el sobre, las cartas se doblaban y se ataban con un hilo de seda y
en los dos extremos se sellaban con un precinto de cera o lacre. Más adelante
se envolvía la carta con una hoja de papel blanco en la que se escribía el
destinatario y la dirección. En Ginebra se conservan sobres fechados hacia
1615, que es el dato más antiguo del sobre de que se tiene referencia.
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