Un día me invitaron a tomar las fotos del tercer aniversario de un restaurante cubano que no conocía. Solo me dedico a tomar fotos de retratos, pero por venir de un compatriota, acepté.
Cuando me dijo la dirección, quedé asombrado, nunca había imaginado encontrar en el Harlem de New York, un restaurante cubano. Pero más asombrado quedé cuando llegué a la 3ra avenida y la calle 111 de Manhattan. Comprendí que hacía un tiempo que no visitaba la zona. Solo el toldo que anunciaba el nombre, hacía cambiar el lugar, después lo corroboré con el dueño del negocio de bicicletas que está al lado cuando me dijo, durante la celebración, "este restaurante ha cambiado el lugar, ahora todos nuestros negocios se han beneficiado con él, le da un aspecto diferente a la zona."
Al entrar pude ver cómo, cuando se quiere se puede, es un local encantador, estaba adornado con sencillez y elegancia, que demostraba la esencia latina de sus organizadores.
Comencé mi trabajo tratando de captar con mi cámara, la alegría, la felicidad y la unidad de la "familia" como los dueños les llaman a sus trabajadores. No pude pasar por alto la alegría de los amigos de la casa, clientes permanentes, que saben lo que es encontrar una buena comida cubana fuera de casa.
La música daba un toque especial a la ocasión, Gerardo y su banda, pasaba de un bolero y una balada a una salsa y un cha cha cha, como los grandes de la música cubana. La voz de Gerardito, como todos lo llaman, lograba transportarnos a la Cuba de los club y los cabaret, pocos he oído en estas tierras cantar un son como él lo hizo esa noche especial.
Creo haber cumplido mi trabajo, recogí en las imágenes la alegría del éxito, la satisfacción de sus dueños, y la hermandad de todos los que han hecho posible de éste, un rincón cubano en Manhattan.
Y si quieren comprobarlo miren la galería de fotos Un Rincón Cubano en Manhattan
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