Hablan los protagonistas de Habanastation

Amigos para siempre


Ernestico y Andy no se parecen en nada; mientras el uno es extrovertido, de plática fluida y muy comunicativo, el otro es un poco tímido, modesto, pero con una dulzura que emana de sus ojos y su tono conversacional. Tampoco Mayito y Carlos, referentes archiconocidos por el público juvenil cubano, tienen nada en común. Pero lo curioso es que tanto en Habanastation, el éxito cinematográfico del pasado verano, como en la vida real, Ernestico y Andy, Mayito y Carlos, supieron salvar las diferencias para convertirse en los mejores amigos. ¿Quieres conocer a los adolescentes detrás de la cinta? Acompáñanos, te los presentamos…

Desde pequeño mis padres veían cómo en todas las fiestas siempre me gustaba cantar y bailar, recuerdo que siempre lo hacía en las actividades y matutinos de la escuela y mi tema preferido era Juliana, de DLG. Entonces, una vecina sabía de un taller de teatro en La Habana Vieja, empecé primero ahí y después pasé a La Colmenita central con cinco años.

Con el grupo, he actuado en diferentes obras, a veces en papeles principales y otras veces secundarios, pero nunca había participado en un audiovisual hasta Habanastation.

Desde el principio, se decidió hacer el proceso de selección con los muchachos de La Colmenita, pues tenían ya experiencia y entre las edades de doce y catorce años, audicionaron muchos niños. La decisión final sobre la elección de los protagonistas fue así: nos sacaron de un ensayo, fuimos al ICAIC* con el pretexto de hacer otro casting Ernesto y yo, cuando llegamos Ian se puso muy serio, nos dijo: tengo que contarles una cosa, no se pongan tristes, pero ¡ustedes van a ser los protagonistas de mi película! Imagínate la alegría, nos sentimos muy felices y emocionados.

Cuando fue llegando el elenco y vimos a los grandes, a los consagrados al lado de nosotros, no lo podíamos creer, el actuar y compartir con ellos... Cuando estábamos juntos, a veces nos daba pena si nos salía mal o nos poníamos nerviosos, pero ellos nos apoyaban y nos aconsejaban. Son tremendos actores, pero también grandes personas.

Habanastation tiene muchas enseñanzas humanas y aprendí sobre la virtud de compartir, por poco que se tenga en la vida, tratar de ser mejores individuos y eso también nos lo enseñan aquí, en La Colmenita.

Creo que se están perdiendo un poco los valores y los niños ya no se divierten igual, no estoy diciendo que las nuevas tecnologías sean malas, pero tirarse en chivichana, empinar papalote, son experiencias insustituibles, que nunca voy a olvidar. En ese sentido, Carlos y yo nos parecemos bastante, somos muchachos comunes, sencillos.

Siempre se concibió la película para todas las edades y trabajamos para que todos se sintieran movidos por su mensaje, creo que se logró. Nunca esperamos que tuviera tanto éxito, fue algo muevo, pero fuimos felices pues al público le gustó. A partir de entonces, la vida cambia un poco, la gente te empieza a reconocer en la calle, te llama por el nombre de tu personaje y es bueno que se identifiquen con uno y les guste el trabajo, pero nada de eso puede cambiarte como persona.

Por ahora, planeo seguir en La Colmenita, aunque también me interesa la música y pienso encaminarme por ahí. Al público, sobre todo a los adolescentes, les agradezco su apoyo, me hacen sentir orgulloso de vivir en Cuba y los aliento a rescatar los valores que a veces se pierden por circunstancias de la vida, a ser mejores seres humanos y disfrutar mucho de la juventud.

Desde los cuatro años entré a La Colmenita y desde entonces he actuado con ellos en piezas teatrales y también en varias películas, entre ellas Habana Blues, nunca como protagonista, claro, hasta mi participación en Habanastation.

La cinta inició siendo un guion escrito para concursar en un festival. Luego Ian Padrón, su director, comenzó a buscar quien la produjera. Por ese entonces, se estaba creando la Casa Productora de La Colmenita y al ver el proyecto, decidieron hacer Habanastation.

Casi todo el reparto del casting eran muchachos del propio grupo de teatro y en mi caso, sucedió algo peculiar: las escenas del Primero de Mayo en la Plaza de la Revolución sí se filmaron de verdad en esa fecha y el resto de la película, dos meses después. Para poder rodar durante el desfile, tenían que buscar el personaje de Mayito rápido, fueron al Karl Marx donde estábamos ensayando, a ver adolescentes que físicamente tuvieran parecido con los padres del protagonista, Luis Alberto García y Blanca Rosa Blanco. Me escogieron a mí y filmamos el Primero de Mayo, pero casi todas las tomas eran de espalda por si había algún cambio, escogían otro Mayito.

Después del desfile fue el casting y sabernos finalmente protagonistas fue una cosa emocionante, sobre todo de una película donde se habla de los problemas de nosotros, de la vida y los valores. ¿Otra cosa graciosa?, cuando estaban escogiendo a la muchachita para el papel de Shakira, en la prueba de actuación tenían que darme un beso en la boca, hubo algunas que se negaron y renunciaron al papel, hasta que finalmente eligieron a la que aparece en la película.

Habanastation, desde lo profesional, es una experiencia que nunca olvidaremos, por ser la primera vez, por el éxito que ha tenido, no lo esperábamos y también porque desde lo humano nos enseñó mucho, como el valor de la amistad, el no ser egoístas, la necesidad de jugar, pues no es malo tener un PlayStation, pero es muy malo que todo el tiempo te la pases encerrado jugando sin conocer lo que pasa afuera, ni poder compartir con los amigos del barrio.

Mi personaje, Mayito, para decirlo de alguna manera, es el niño bitongo y en la sociedad cubana hay adolescentes así. Él no tiene la culpa de ser egoísta y no conoce muchos de los juegos comunes y sencillos para la gran mayoría de sus compañeros, él siempre está como en una burbuja y necesita saber lo que pasa afuera. Yo no me parezco a Mayito en parte gracias a La Colmenita, pero mi personaje va evolucionando, interiorizando el sentido de la amistad, pues lo más importante es tener amigos que te ayuden en todo y siempre estén a tu lado.

Una cosa nos pasó a Andy y a mí en el rodaje: hasta entonces, solo éramos compañeros en el grupo de teatro, pero a partir de ahí nos convertimos en hermanos gracias a Habanastation.

Aunque en el futuro me gustaría estudiar diseño industrial, por ahora pienso seguir en La Colmenita hasta donde pueda; en enero sale otra película donde también interpreto un papel, se llama Y sin embargo…, dirigida por Rudy Mora. A los jóvenes les aconsejo que decidan su vida como quieran, que un PlayStation no los pare ni los siente en una silla, que salgan a la calle, se bañen en el aguacero, que La Habana no es una sola, hay muchas Habanas y lo importante es vivirlas cada uno a su manera. 


Extraido del Pionero

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