“Donde menos se
piensa, hay un espíritu.” “Andan en todas partes, no los veremos, pero nos
estamos codeando con los muertos y con los santos a toda hora.”
Lydia Cabrera: "El Monte"
Nuestros negros están
convencidos de que vivimos rodeados de espiritus, y de que a su influenciase
debe cuanto malo o bueno les sucede. De ahí que a duras penas acepten una explicación
puramente científica de la enfermedad que les aqueje o dela causa natural que
la haya motivado.La enfermedad-
oigú, aro; yari-yari, fwa-, la enemiga más temible de la felicidad del hombre,
y sobre todo del pobre, es por lo regular, como confirma invariablemente la
experiencia, obra de algún bilongo, de una uemba o moruba, wanga ondiambo, de un
daño ika o madyafara, que se introduce en el cuerpo: y hay que rendirse a la evidencia
de que es el resultado de los manejos de un enemigo solapado que se ha valido,
para alcanzarlo, de una energía malévola e impalpable.
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